viernes, 18 de octubre de 2013

¿Sabían que mi servicio becario es ser pianista acompañante?

Jajaja estoy comenzando a creer que me quejo de todo. Aquí vamos otra vez.


Tengo ganas de contarles como ha sido mi experiencia como pianista acompañante aquí en la UDLAP. Para empezar deben saber que en esto consiste mi servicio becario. Cualquiera podría decir que es un servicio fantástico poder tocar junto con otros músicos y no resulta agobiante como tener que estar en el archivo o ser ayudante de algún maestro. Pues tienen razón en el hecho de que lo disfruto de cierta manera, sin embargo hay ocasiones en que desearía una palabra más grande que 'repudio' para poder expresar mis opiniones de este servicio como "pianista acompañante".  



Primero demos una respuesta más concreta a la pregunta: ¿exactamente cual es mi trabajo como pianista acompañanate? Bien este semestre me asignaron a 11 músicos: de los cuales 7 son cantantes, 3 violinistas de últimos semestres y 1 violoncellista. Todos van a tocar piezas en sus recitales que requieren de un acompañamiento ejecutado en el piano. Por ejemplo las cantantes me dan las partituras de "arias" o "lieds", los violinistas me dieron las reducciones de los conciertos para violín y orquesta (no hay orquesta, yo lo hago en el piano) de Giovanni Battista Viotti. Y bueno, estos "lindos" conciertos no duran menos de 10 minutos -dios mío-. Entonces yo tengo que aprender a tocar todo esto. Es fácil, ¿cierto? Por supuesto que NO. Es terrible tener que estudiar alrededor de 90 hojas de música diferente cada 3 meses(esta es la frecuencia de los recitales). Probablemente no me molestaría tanto si me dedicara a eso y fuera un músico más "de la onda". Para mi (des)fortuna me he formado en la tradición clásica y soy muy perfeccionista. Por lo tanto el hecho de tener tanto que aprender, ocasiona que no toque todo con la calidad que yo desearía. Y eso me frustra. Además tomemos en cuenta que mi plan de estudios tiene otras materias muy exigentes y poco humanas como la clase de español  que sólo contribuyen a mi desesperación. 

Pero supongo que tiene que salir algo bueno de todo esto. Es seguro, por ejemplo, que mi capacidad de leer y tocar a primera vista se incrementará significativamente. Además gracias a esto entré en contacto y confianza con mis compañeros de otros semestres lo cual me pone muy contento. 

Creo que todo es cuestión de aguantar y enfocarse en lo positivo, aunque a veces resulte imposible y hasta bizarro hacerlo. 



Como dato extra, les cuento que mi maestra me está preparando para el concurso nacional de piano en Yucatán el próximo año. Un reto de una tonelada que se suma al peso de mis obligaciones actuales. ¡Pero vamos por él!


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Y ¿saben qué? pensándolo bien, mi vida sin este tipo de responsabilidades y dificultades me resultaría sorprendentemente aburrida. 

¡Hasta luego, lectores!

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